jueves, 2 de octubre de 2008

I. CURSO CRECER EN FAMILIA desde ADELFA



Queridos amigos que visitáis este blog,
lo ideal sería poder hacer talleres sobre relaciones familiares, donde además participaran padres , madres e hijos.
Este es nuestro proyecto, pero mientras lo conseguimos, os dejamos aquí uno de los cursos que se han hecho en internet.
Seguimos esperando lanzar nuestro propio taller online.
Os invitamos de todas formas a leerlo pausadamente y en compañia de tu pareja,
puedes enviarloa tus amigos.
un saludo. el administrador de LOS BLOGSS ADELFA

miércoles, 1 de octubre de 2008

1.- LA FAMILIA CELULA VITAL DEFENSORA DE VALORES HUMANOS

Texto inicial

Texto secundario

Vivimos en una sociedad que corre el peligro de ser cada vez más despersonalizada y masificada por la aplanadora de las modas ideológicas y culturales, por la vida urbana que tiende a hacer la existencia de las personas inhumanas y deshumanizadora...” comenta Monseñor Norberto Rivera en su carta a las familias.
Cómo luchar contra esto, si no es desde el núcleo de las familias, pues es ahí donde el hombre descubre su verdadera identidad como persona, el verdadero sentido de su vida, que no se agota en la obtención de dinero, éxito, poder u otro tipo de satisfactores. El hombre parece que ha dejado de ser una persona, para ser un eslabón más de las cadenas de producción, un objeto y no un sujeto individual con una dignidad personal, con afectividad; en definitiva, un ser humano único e irrepetible. Y es en el núcleo familiar donde la persona lo es en sí misma y no es un número más de las estadísticas; es alguien, no algo.
Todo esto nos habla de uno de los aspectos fundamentales de la verdad de la familia, que es su dimensión social. La familia nos hace ver que cada uno de nosotros no está llamado a realizarse en solitario, somos cada uno constructor responsable de la sociedad. Una sociedad que destruye a sus familias se destruye a sí misma y, ¿qué pasa hoy, en nuestra sociedad, cuando se presenta a los padres como seres fuera de moda, por los que incluso se siente compasión y no respeto, cuando no existe una formación del carácter, en la madurez y en la voluntad, cuando llenamos a nuestro hijos de recompensas inmediatas y satisfactores materiales, cuando les queremos dar todo y no lo esencial?
¿Qué pasa en una sociedad cuando el tener y el hacer son más importantes que el ser, cuando vivimos para las cosas y para el hedonismo, cuando la bolsa de Louis Vouitton azul pastel, la más reciente agenda electrónica, el nuevo Bulgari, el último video juego o la colección completa de muñecos de figuras y Hello Kitty son lo “más importante”?
Una consecuencia inmediata de la pérdida de los valores, se nota en la pérdida de la felicidad.
Las familias contentas, que gracias a Dios vemos hoy en día, no son mayoría. ¿Cuántas veces vemos que los hijos ya no son más, una bendición para sus padres, sino un obstáculo para su propia realización, para el conseguir, el alcanzar y no consiguen esa felicidad que solo proviene de poner nuestro corazón en un proyecto de vida superior?
No quiero pensar que sea una educación de mala voluntad o de falta de empeño, sino quizá es inadecuada. ¿Qué le falta? Nos falta ser profesionales.
Todos tenemos una clara idea de lo que queremos para educar a nuestros hijos en valores, pero ¿cómo lo estamos llevando a la práctica?
¿Cuántas veces nuestros valores interiores no encuentran correspondencia en nuestra actitud diaria, en nuestro comportamiento? Qué importante es entonces, ser y hacer lo que pensamos, ser profesionales en nuestra tarea de educar. Profesionalismo que no implica tomar 60 “cursitos” de valores y tener 60 diplomas colgados en nuestro hogar sin que nuestra esencia personal cambie para hacer de estas enseñanzas algo nuestro, un modo de vida del ser, del actuar, del dar. ¡Cuánto mejor sería llenar los 60 minutos de cada hora con amor, con generosidad, con alegría, con todo nuestro corazón puesto en ello! Pero además, con madurez como pareja formada, pues nadie puede dar lo que no tiene, es decir, no es una tarea de improvisación.
No podemos detenernos en el camino, ¡hay que llegar al final, pues el que no avanza, retrocede! Qué importante es el estar preparados con sólidas conocimientos en las áreas que afectan directamente a la familia, en la seriedad del ejercicio profesional, pero sobretodo, conscientes de que nuestro ejemplo de vida, nuestro testimonio y nuestro interés sincero por la familia, serán los instrumentos más valiosos para crear y promover dentro de la sociedad, actitudes y comportamientos positivos que preserven, defiendan, divulguen y enriquezcan la unidad y los valores sobre los que se asienta la familia.
Vivimos en una sociedad de “soluciones light”, pues basta comprar una serie de libros para resolver cualquier problema que se nos presente: “ Cómo conquistar la felicidad perfecta a través del ejercicio sincrónico de la diatrocidad del yoga” o “ El poder de alcanzar su autorrealización en solo diez pasos” o “ El Feng shui: convierta su hogar a través de la armonía energética”.
Por otro lado, la cultura en la que estamos inmersos, va forjando la personalidad del hombre y la mujer, haciéndolos particularmente débiles para construir un hogar. Un hogar en el que se vivan y enseñen valores personales y sociales.
El corazón del hombre se va haciendo más individualista, más incapaz de renunciar a sí mismo por el otro, menos dispuesto a compartir y finalmente, más sólo. Cuántos padres de familia trabajan para dar a su familia lo mejor, ¡“lo mejor”!: unas horas el fin de semana después de su torneo de golf y en el mejor de los casos, un momentito por las noches, sin involucrarse en la tarea de educar, en el diálogo, con sus hijos y su esposa.
Cuántas mujeres buscan hoy día la realización personal, únicamente en el gimnasio o en una vida social tan activa, que pueda llenar la agenda de toda la semana.
Para cuántos de nuestros hijos, es más importante cultivar la popularidad teniendo la primicia de los objetos de moda o de la fiesta más espectacular, sin buscar la amistad sincera.
Qué tremendo el ver cómo viven en soledad absoluta familias “bien avenidas”.
¿Por qué hoy se dan tantos casos de depresión, incluso en niños?
Los niños abandonados no están todos en las calles, también lo están en sus propios hogares. Muchas parejas eligen a su compañero basadas en criterios tremendamente superficiales, incapaces de sostener el embate cotidiano que surge de la vida en común.
Las consecuencias de esto acaban siendo, no sólo el fracaso matrimonial y, por consiguiente, la herida en la vida de los esposos y de los hijos, sino además, la existencia de familias “técnicamente tradicionales” que pueden vivir juntos pero en las cuales se vive un tremendo egoísmo y una gran desviación de las prioridades educativas y formativas.
Es por ello que se presenta esta propuesta como un taller práctico, en el que la aportación de cada uno como pareja ocupada de la formación familiar integral, tendrá gran valor. Es un gran compromiso para parejas como ustedes que realmente se preocupan por lo esencial, esa consciencia del educar: crecer en lo que son y trasmitir lo que tienen a los demás.
No pretendemos rollos interminables, sino hablar con el corazón y desde el corazón. De qué sirven todos los argumentos de origen intelectual, sino salimos de aquí planteándonos las preguntas ¿qué vamos a hacer, desde hoy, por esos niños que Dios deposita con total y absoluta confianza en nuestras manos? Y, ¿cómo lograr esa unión y ese crecimiento de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestro colegio, de nuestra sociedad? Esperamos tus comentarios

martes, 30 de septiembre de 2008

2.- APRENDER A DARSE-

En la introducción, partimos de la importancia de la familia como célula vital de la sociedad. Y la familia es una comunidad de amor, pues es éste el motor vital de la misma.
El amor, no en un sentido poético, sino en una función unitiva y dinámica entre seres humanos. Si hay algo que pueda explicar las acciones del hombre, su unión con otras personas, y por consiguiente, todo el ciclo familiar que se inicia desde el matrimonio, ese algo es el amor.
El amor es el principio y fuente creadora, porque el hombre fue creado por amor y para el amor. Todas las manifestaciones del ser humano hacen patente esta tendencia: el amor es lo que identifica a la persona, la capacidad de amar es exclusiva del ser humano.
El vínculo entre las personas debe ser el amor, el principio interior, la fuerza permanente y la meta última para vivir, crecer y perfeccionarse.
Esta podría parecer una postura ideal o muy utópica en los convulsionados tiempos en los que vivimos; sin embargo es muy importante recordar también que aunque el amor es el motor que impulsa la unión del hombre y la mujer en el matrimonio, y por ende, el nacimiento de una familia, es la voluntad, el mutuo consentimiento del varón y mujer, sobre lo que se funda el matrimonio, estableciendo un vínculo.
Para realmente amar hay que conocer qué es el amor. En tanto descubramos su profundidad, creceremos más en la capacidad de amar.
EL AMOR ES LA DINAMICA ESENCIAL DEL SER HUMANO.
Es dinámica, pues abarca diferentes etapas, se expresa en todos los ámbitos de la personalidad humana y a lo largo de toda nuestra vida.
Es esencial, pues constituye el principio, la idea por la cual el hombre fue creado y el fin para el cual existe. Esta será la actividad del hombre por toda la eternidad (“Ahora están presentes la fe y la esperanza, pero al final sólo existirá el amor”).
El amor es la única razón que justifica la existencia de todos y cada uno. El universo entero se creó por amor. El amor es el acto supremo de la libertad, la actividad reciamente humana por la que una persona elige y realiza el bien del otro.
REQUISITOS PARA EL AMOR AUTENTICO:
1. Querer amar, como un acto de voluntad humana. No por conveniencia o porque me gusta, me apetece o me interesa.
2. Buscar el bien de la otra persona, lo que la hace feliz y la perfecciona. Buscar el bien del otro precisamente en cuanto al otro, no por mí, sino desde mí para el otro, tal cómo es.
ELEMENTOS QUE SE DAN EN EL AMOR:
a) Corroborar en el ser. Es el principio de todo amor de amistad, del amor verdadero. El amor tiene la virtud de “hacer real” a la persona que amamos, no nos es indiferente, nos importa por encima de todas las cosas; es más, su realidad llega a ser nuestra propia realidad. (“Deseo con todas las fuerzas de mi alma que existas”. “¡Qué maravilla que hayas sido creado!”).
b) Deseo de plenitud. El amor no sólo aspira a que el ser querido viva, sino que viva bien, que llegue a su plenitud, que alcance su perfección, lo cual corresponde exactamente a uno de los fines del amor conyugal. ¡Qué compromiso tan grande, como pareja, el lograrlo!
Únicamente el amor nos hace capaces de penetrar en una persona, admirar la grandeza y los matices que encierra, y potenciarlos por el amor.
¿No es esto lo que hacemos con ese bebé que se nos da en el hospital, incluso desde que sabemos que viene en camino?
Qué bueno sería pensar lo mismo para nuestra pareja, anticipando un proyecto de perfeccionarnos para todo lo espléndido que podemos llegar a ser. (“No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser, junto a ti, todo lo que soy “, es decir, “ te quiero por lo que eres y por lo que llegarás a ser”).
Esto incluye amarlo con sus defectos, poniendo los medios para que las imperfecciones vayan siendo superadas. Amar significa admiración, crecimiento para no decepcionar las esperanzas que otro puso en mí, desde su amor. ¿Cómo? Saliendo de mi propio apego, sin absorber al otro, evitando dominar.
c) Entrega. Es la culminación del amor; el que verdaderamente ama se da en la donación total de sí mismo con y desde nuestro propio ser. Esto implica superar nuestros propios instintos y conquistar así la propia plenitud como persona.
El hombre es la única criatura que Dios ha amado por sí misma y no puede encontrar su propia plenitud sino en la entrega de sí mismo a los demás. El egoísta es incapaz de amar.
La madurez afectiva amplía la capacidad de amar, de salir del “vivir para mí” y alcanzar un “vivir para ti”. Dicho de otra manera, “la primacía de ti, no para mí, sino en cuanto a ti”. (“Cuando te conocí, se realizó un proceso intelectual de fuera, hacia dentro de mí. Hoy te amo y ese amor sale de dentro”).
LA RECIPROCIDAD EN EL AMOR
Lo primero que siente quien ama que es la aprobación de sí mismo. Sabe que es alguien que tiene una misión insustituible y lo mismo pasa con el que se sabe querido, ya que comprueba que existe, que su existencia no es vana. (“Tu me haces ser, te necesito para ser yo”). Requerimos de las personas para que refrenden nuestra existencia.
Al sentirme amado, soy capaz de dar vida a mis capacidades. Empujado por el amor del que me quiere, lograré ser quien soy. (“Por esto te quiero y necesito ser amado”).
En este instante entra en juego la libertad para corresponder o no al amor, y aceptar las exigencias de sentirse querido.
FORO: publica tu comentario sobre este tema, solo responde a esta pregunta:
¿Te habías parado a pensar alguna vez, que el amor que te unio a tu pareja, tenía todas estas connotaciones?

lunes, 29 de septiembre de 2008

3.- LA FUERZA UNITIVA DEL AMOR

FUERZA UNITIVA DEL AMOR
El amor genuino lleva a la unidad con el ser querido, en todos los campos, físico afectivo y espiritual. Aún siendo completamente diferentes, somos complementarios. “Somos uno y busco tu bien como el mío; lo que te sucede me afecta, como si me hubiese ocurrido a mí”. Dos se funden en uno, conservando su propia identidad.
“Este es el síntoma supremo del amor: estar al lado del otro, en un contacto y proximidad profundos”. (Ortega y Gasset)

ESTABILIDAD AFECTIVA Y EMOCIONAL DE LA PAREJA
El amor afecta toda nuestra dinámica física, psíquica y espiritual. Es decir, compromete todo nuestro ser, cuerpo y alma. Analicemos, entonces dos puntos:
1. Cómo se constituye el amor en la pareja. 2. Qué fundamentos tenemos que trabajar.

1. Cómo se constituye el amor en la pareja.
Dice Paul E. Charbonneau en su libro “Curso de Preparación para el Matrimonio” que inicialmente una pareja se atrae, existe cierto interés y que por supuesto un sentimiento inicial por el otro, parte del querer al otro. Pero que existen muchos factores que van a formar parte del cimiento sobre el que se contruya esta pareja, de su estructura interior, factores inherentes a nuestra propia existencia tales como:

A) Dos Psicologías.
El matrimonio es la unión de estas dos psicologías. Hombres y mujeres tenemos dos maneras diferentes de sentir, de actuar, de reaccionar, pero además cada uno tiene su propio temperamento, su propio carácter. Armonizar las psicologías de ambos requiere de todo nuestro esfuerzo, nuestra atención para entender al otro, de nuestra empatía, pero además de una constante comunicación.

B) Dos Personalidades.
Mi carácter se refuerza con el tiempo, con la educación que recibí y con las circunstancias por las que pasa. Normalmente no existe un proyecto consciente de educación en el dominio de sentimientos, uso de la inteligencia o ejercicio de nuestra voluntad.

C) Dos Egoísmos.
Me caso para ser feliz o para hacerte feliz. Miremos un poco hacia atrás, los últimos cinco años antes de nuestro matrimonio en los que se da una progresiva independencia. Los hombres empiezan a trabajar, a no ser dependientes económicamente, a establecer sus propios horarios, rutinas, amistades y prioridades, y lo mismo pasa con las mujeres, su tiempo es menos restringido, sus horarios, sus amistades, ya no pide permiso, y en el mejor de los casos, avisa dónde estará; tiene cierta independencia económica, de gustos, elige su look personal, sin influencia de nadie.
En resumen empieza a ser independiente. Y qué sucede al casarnos: existe una restricción de horarios, de actividades, incluso de amistades o relaciones familiares. Es como un tráiler que va cuesta abajo a toda velocidad e intenta frenar, la inercia opone resistencia.

D) Dos Educaciones diferentes que conviven.
Si nuestra relación se basa exclusivamente en ese sentimiento inicial, de dos estructuras que coinciden, no va a resistir. ¿Por qué?
1. Puede empezar un proceso de enfrentamiento que nos lleva a tomar una distancia (Charbonneau, lo llama “el abismo disfrazado”); esta distancia nos lleva a una total divergencia, cada cual tiene su vida, sus gustos, sus propias actividades. Nos duele al principio, pero a todo nos acostumbramos, incluso le tomamos gusto.
2. La soledad compartida. Si las circunstancias de vida son divergentes, si de las 24 hrs. del día, pasamos de 12 a 15 horas solos, nos va a costar establecer una relación humana real con nuestra pareja.
El hombre por un lado está acostumbrado a tratar relaciones mercantiles, transaccionales, proyectando una relación más de “función” con la pareja, sin llegar a la esencia de la persona.
La mujer por su lado, vive en un mundo de niños, sus diálogos son en este sentido, con niños y en el mejor de los casos, con las amigas sobre niños y de algún otro tema poco trascendente. Su desarrollo mental en la etapa de crianza se encuentra en estado latente, frenado por sus propias circunstancias.
Cuántas veces tenemos la necesidad de hablar con adultos de lo que pasa en el mundo sin que ello aporte en muchas ocasiones oportunidades para un verdadero desarrollo personal. Se vuelve una relación marcada por la superficialidad. No hay un diálogo real, o la televisión suple este estar y platicar contigo.

2. Qué fundamentos tenemos que trabajar.
Vimos que la estructura personal y vital es complicada. ¿Cómo salir de ello? Nuestro compromiso debe ser real, libre, que genere esperanza, exigencia, sacrificio, alegría y finalmente paz y para ello hay que preguntarnos, ¿qué es entonces el amor? El amor va más allá de un “me gustas, siento lindo a tu lado, me atraes, te deseo”.
En mí debe existir la decisión de poner mi vida en tu vida para ser una sola cosa, sacrificando lo necesario.
El amor no necesariamente implica placer, que lo digan si no las mamás que despiertan 3 o 4 veces por la noche a dar de comer o cuidar a un hijo enfermo, no podemos hablar de que sea un gozo que nos produzca placer inmediato, sin embargo, lo hacemos por amor y a la larga este produce muchas satisfacciones.
Eso, aunado al tipo de “amor” que nos ofrecen lo medios, ya no digamos de felicidad cimentada en el placer, sino también en lo modelos físicos que se nos presentan, belleza física de él y ella que generan expectativas en el inconsciente, el músculo marcado, el pelo precioso, la figura perfecta, no son el amor.
Dónde esta entonces la base del amor, ¿qué significa el “te quiero”?
El amor es una decisión, es un acto de voluntad, lo que podemos llamar Ley de la Convergencia: para salvar el amor es necesario que la pareja se imponga por encima de las divergencias, que se vuelvan uno al otro, aceptar la unidad, rechazando el alejamiento. Porque cada momento de nuestra vida es una decisión.
Elegir es renunciar. Qué prefiero, clavarme en el trabajo o salir temprano para ver a mi familia. Salir con mis amigos o dedicarle esta noche a mi esposa. Llegar a ver la televisión o sentarnos a platicar.
El cómo estableces el amor, dónde y cómo lo manejas, éstas deberían ser las interrogantes que nos hiciéramos día a día y la respuesta se encuentra en nuestra propia esencia.
El ser humano tiene tres dimensiones: física, psicológica y espiritual. Una relación no puede cimentarse en lo físico, el físico se deteriora, esto es obvio, pero también lo psicológico empieza a fracturarse, disminuye la tolerancia hacia esos “ pequeños defectos” y hábitos.
Los conflictos van dejando pequeños surcos en nuestra afectividad. Entonces podemos decir que la esencia radica en esa dimensión espiritual.
Para permanecer para siempre, el cimiento de nuestra familia se debe encontrar en esa estructura espiritual que se manifiesta en la afectividad, en nuestra sexualidad, en la formación de nuestros hijos
Es el cimiento, el espiritual, el que sostendrá el edificio que estamos construyendo hoy en nuestra familia.
Una vez puesta la cimentación podremos construir habitaciones, decorarlas, planear ventanas que dejen entrar la luz y que nos dejen ver al exterior, puertas para recibir y para salir de nosotros a los demás.
En resumen:
1. La conciencia de nuestra propia estructura (tuya y mía), es el primer paso en una relación.
2. Una relación se puede sacar adelante con mi decisión.
3. Requiere que se fortalezca con una dimensión espiritual.
4. Cultivar día a día lo positivo y erradicar lo negativo.
CASO PRACTICO
TODO ESTO SUENA PRECIOSO Y QUÉ IMPORTANTE SABERLO, PUES ES UNA VERDAD QUE DEBIERA REGIRNOS. PERO, ¿ QUÉ SUCEDE EN LA VIDA DIARIA?
Vamos a poner el caso de “Fernando e Isabel”: Ellos son los que se dice un matrimonio “bien avenido”. Se casaron hace 5 años y son felices con sus dos pequeños Fer y Maribel. Aparentemente el matrimonio marcha bien, no hay entre ellos disgustos especiales y se comprenden mutuamente.
Para Fernando todo es perfecto, atraviesa por un buen período profesional y tiene una mujer que le quiere: siempre lo espera en casa, le prepara la cena, no se la deja para que se la caliente en el micro, se preocupa por su trabajo, le organiza el dominó para sus amigotes... ¿qué más puede pedir?
Isabel no ve el panorama tan despejado, se siente interiormente insatisfecha, ya tomó varios cursitos de Historia del Arte y Pedagogía, y sin embargo, algo le preocupa: que no pasa nada. Alguna vez escuchó a su mamá hablar de las crisis matrimoniales, aquéllas por las que pasan los esposos de cuando en cuando y que son normales.
Pero Isabel siempre le ha contestado: “No mamá, eso con nosotros no va”. Sin embargo, desde hace meses, piensa que su mamá debe tener razón.
Isabel tiene la sensación de que cada vez que habla a solas con su marido, él la oye, pero no siempre la escucha; incluso hizo la prueba comentándole algo que ya había dicho y para Fernando era totalmente nuevo.
Es como si estuviese en su mundo, con sus ideas, su trabajo, su golf y sus amigos. Ella se pregunta si será poco clara cuando le dice las cosas, si sabe explicarse o no se entiende lo que dice; incluso ha pensado que ha empezado a dejarla de querer.
Un día, se atrevió y se lo dijo y por respuesta obtuvo un: ¡”Pero qué cosas dices, cómo crees, no te estés imaginando cosas”!. Dio un portazo y se salió.
Para ella fue algo muy triste, no se explicaba la reacción de su marido. Isabel no se vuelve a enfrentar a su situación por temor a verse una vez más incomprendida, o que se origine un conflicto conyugal y decide no confiarle nada a Fernando; se limita a seguir, según ella, con la vida diaria, cumplir el deber y nada más Después de todo son sus dificultades, sus anhelos, sus ilusiones y ese mundo es ajeno para Fernando.
Se inicia una guerra fría en su matrimonio: cada uno va a lo suyo, hasta se declara una indiferencia del uno con el otro. Pero no es nada grave que ponga en peligro la estabilidad matrimonial.
Más tarde Isabel descubrió nuevos horizontes. Reconoció la necesidad de hablar cuanto antes con Fernando, debía hacerle ver con cariño algunos aspectos que no estaban bien. Era absurdo que queriéndose se estuvieran haciendo daño; que deseando las mismas metas, no las comentasen; no podían seguir así.
¿Qué pasaría después? Después de hablar tranquilamente, quedaron resueltas sus diferencias y quedó muy claro que lo que tenían que hacer era hablar, convivir como pareja, ya que todos estos años de embarazos, partos y cuidado maternal, habían hecho que cada cual viviera “su rollo” y era el momento de ver cada uno por el bien del otro, olvidándose de sí mismo.
Eso es el amor.
FORO: deja tu comentario ¿Qué significado tiene decir que el amor no es un sentimiento, sino que es una decisión?

domingo, 28 de septiembre de 2008

4.- INTRODUCCION A LA COMUNICACIÓN.

COMUNICACIÓN,
es un principio universal de interrelación a múltiples niveles: biológico, psicológico, sociológico, etc. Es una de las necesidades básicas del ser humano por ser este un ser inminentemente social. Con frecuencia se considera que hablar es sinónimo de comunicación, sin embargo, el mero hecho de pronunciar palabras y transmitir sonidos no cumple con el verdadero propósito de la comunicación, que se centra en: establecer un lazo entre el que envía un mensaje y aquel que lo recibe.
Comunicación y Relaciones Interpersonales.
La comunicación constituye un elemento clave para el desarrollo de una relación, tanto en lo que se dice con palabras como en lo que se transmite a través de comportamientos actitudes y gestos.
La comunicación es esencial en lel matrimonio, ya que constituye un medio insustituible para entrar en contacto con el otro, conocer sus ideas y captar sus intereses, preocupaciones y sentimientos.
La familia, debido al ambiente de seguridad y confianza y a los lazos emocionales y psicológicos que se logran desarrollar entre sus miembros, se convierte en un medio natural para que sus integrantes, satisfagan su necesidad de comunicación, que a la vez satisface otras más profundas y complejas como son las necesidades emocionales y afectivas.
Cuando las personas reciben mensajes que les hacen sentirse valiosas, importantes, respetadas y apreciadas, tienden a tomar una actitud receptiva y abierta, facilitando la integración y el desarrollo de la relación.
Una relación crece cuando los mensajes que se transmiten entre las personas que la viven manifiestan aprecio, respeto y reconocimiento. Y en contrapartida, la relación se deteriora cuando se transmite desinterés, sarcasmo, cinismo o desprecio.
Cuando la comunicación se enfoca en forma constructiva, constituye un poderoso medio para lograr el desarrollo de relaciones positivas, facilitar la comprensión y el apoyo mutuos y un poderoso mecanismo para prevenir o desactivar conflictos. Sin embargo, con frecuencia se hace mal uso de ella, ya que se utiliza para agredir, ofender y lastimar, provocando que en lugar de ser un medio de acercamiento y conocimiento mutuos, sea causa de distanciamiento, separación y ruptura.
2. BUENA COMUNICACIÓN EN EL MATRIMONIO: UN PROYECTO ALCANZABLE
Hay estudios que ponen en evidencia que en la mayoría de los matrimonios conflictivos existen serios problemas de comunicación, sea debido a que no han desarrollado mecanismos para favorecer el intercambio de ideas y puntos de vista, o a que tienen muy poca habilidad para comunicarse, provocando que los intentos que hacen para comunicarse, en lugar de convertirse en mecanismos de ayuda, se transformen en fuentes de nuevos y mayores conflictos.
El proceso de convivir, compartir y desarrollarse a través del contacto intenso y diario con el otro, es todo un arte, que requiere una actitud positiva y pro-positiva:
• Actitud Positiva: El desarrollo de esa actitud y habilidades, solo puede darse a plenitud cuando se fundamente en el amor (en la caridad), es decir en el verdadero propósito de aportar lo mejor de uno mismo para contribuir a la felicidad y realización del otro.
Actitud Pro-positiva: Si se quiere asegurar que la comunicación trabaje a favor del matrimonio, es importante hacer lo necesario para lograr que todo intercambio de palabras tenga un propósito positivo: ayudar, mejorar, aclarar, acercar.
Si la comunicación matrimonial no está logrando lo descrito anteriormente, seguramente es debido a que se está dejando que los procesos ocurran al azar, sin un propósito en mente, especialmente en aspectos importantes en la vida conyugal.
Las relaciones entre los esposos no pueden dejarse al azar. Si realmente quieren lograr que la convivencia entre ellos sea un medio que les ayude a complementarse, apoyarse y crecer, es decir, a lograr que predominen los aspectos positivos, deben actuar de manera enfocada, propiciando los aspectos que nutren y refuerzan la relación y evitando las situaciones que la afectan negativamente, o la destruyen, provocando el distanciamiento y el deterioro de la misma. Para lograr que la comunicación se convierta un recurso a favor del matrimonio, los esposos deben plantearse con cierta regularidad la siguiente pregunta:
¿La forma como nos comunicamos nos está ayudando a lograr un mayor acercamiento y a desarrollar la intimidad, o es un medio que utilizamos, consciente o inconscientemente, para manipular, ofender o agredir?
Si se responde con toda honestidad a esa pregunta, el análisis de las respuestas permitirá definir hacia donde se deben enfocar las acciones tendientes a lograr que la comunicación intra-marital, les ayude a lograr una dinámica matrimonial positiva, que actúe a favor del esposo y de la esposa, creando condiciones favorables que les permitan hacer lo necesario para apoyarse mutuamente, desarrollarse y ser mejores: más buenos, más santos, más perfectos.
• DIFERENCIAS INTERPERSONALES Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNICACIÓN
Querer que el conyuge sienta, razone y valore las cosas de la misma manera como lo hace uno mismo es un grave error.
Para aprender a comunicarse con efectividad dentro del matrimonio se requiere: tomar en cuenta las diferencias interpersonales, diferencias entre sexos, diferencias de edad, de personalidad, caracterológicas, de intereses y habilidades, etc.
A pesar de las diferencias entre los eposos, en su ser hombre y ser mujer, es esencial que ambos estén conscientes de que hombres y mujeres merecen el mismo respeto, tienen los mismos derechos y comparten la misma dignidad, por el mero hecho de ser personas.
Esas diferencias son valiosas porque complementan y enriquecen. La falta de comprensión de las diferencias provoca errores de interpretación, que en lugar de ayudar a lograr una mejor comunicación y entendimiento, provocan distanciamiento y conflicto.
• LA COMUNICACIÓN COMO UN PROYECTO:
Así como hay evidencia de que las relaciones entre los esposos son responsables en gran parte de la felicidad que experimentan, también está demostrado que las relaciones no se dan en forma automática e instantánea.
Las buenas relaciones no nacen, se hacen: es decir, toda relación humana es el resultado de un proceso, es decir, de una serie de: acciones, situaciones, elementos y decisiones, que al irse sumando, van llevando a un resultado.
El resultado logrado conforme se avanza en ese proceso, puede ser positivo y favorable, o destructivo e insatisfactorio.
Cuando los esposos aprenden a comunicarse identificando el: cómo, cuándo, dónde y en que tono hablarse, se construyen relaciones positivas y sólidas, permitiendo que los dos se sientan queridos, apoyados y tomados en cuenta.
Qué decir. Es difícil comunicarse cuando no se ha definido con claridad qué es lo que se quiere decir. Si no hay esa claridad se corre el riesgo de confundir el mensaje con los propios deseos, sentimientos, temores o necesidades, deformando su contenido.
Cómo decirlo. Toda comunicación debe ser respetuosa, especialmente cuando se tiene algo importante que comunicar se debe cuidar la forma en que se dice, ya que si esto no se hace, lo que se queda en el receptor es la forma en que se dijo y no el fondo de lo que se dijo.
Cuándo decirlo. Siempre hay un mejor momento y un estado emocional adecuado, para lograr mayor receptividad. A veces es conveniente esperar ese momento para lograr una comunicación eficaz.
Durante el proceso mismo de comunicación, es importante poner en práctica lo siguiente:
Escuchar con comprensión. Puesto que la comunicación es un proceso de ida y vuelta, se requiere combinar el hablar con el escuchar. Escuchar implica receptividad y disposición a entrar en sintonía con los sentimientos del otro.
Tomar en cuenta los aspectos no verbales. No basta con escuchar las palabras, se requiere disposición y receptividad para poder captar todo lo que la pareja transmite con sus miradas, gestos y posturas. Tomando conciencia también de los propios gestos. Para lo cual se requiere un contacto visual continuo, asegurando que la expresión de la cara demuestre atención.
Verificar la recepción. Al parafrasear algunas de las ideas que ha expresado el otro y realizar preguntas aclaratorias, se puede verificar si realmente se está captando e interpretando correctamente lo que el otro quiere expresar.
3. IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN ENTRE LOS ESPOSOS
La formación de toda familia comienza con la integración y el desarrollo de la pareja como matrimonio. Así que todo lo que se haga para lograr el entendimiento mutuo de los esposos va a influir en la totalidad de la familia.
Por lo mismo, es importante que los esfuerzos enfocados a lograr una comunicación positiva y enfocada a nivel familiar, comiencen con los esposos.
Vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo para que la convivencia diaria, especialmente en la relación matrimonial, sea un factor de acercamiento, unión y crecimiento humano. Para lograr ese enfoque se pueden realizar numerosas acciones, en primer lugar y como se mencionó anteriormente se debe considerar el: cómo, cuándo, dónde y en que tono hablarse. Además tratar de lograr:
1. Aceptación. Cada uno de los esposos tiene cualidades y defectos. Solo se acepta al otro con sus características positivas y negativas y se hace lo necesario para tener presente y aprovechar al máximo todo lo positivo, la relación se reforzará y el trato será agradable y constructivo.
2. Responsabilidad. Los esposos deben asumir la responsabilidad de la relación y hacer lo necesario para que avance hacia su verdadero propósito: la realización y felicidad del otro, pero sobre todo su salvación eterna, su santificación.
Para avanzar en esa dirección, deben elegir las actitudes, pensamientos y sentimientos que les pueden ayudar para dirigir las relaciones en la dirección deseada.
3. Manejo de problemas. Si en la relación entre los conyuges las cosas no están saliendo bien, hay que evitar la búsqueda de culpables y esforzarse para encontrar las causas y aplicar soluciones adecuadas.
4. Dar lo mejor de uno. El matrimonio es un proyecto en el que está involucrada la felicidad de los esposos y que para lograr su propósito requiere de: enfoque, decisión y acción, es decir que cada uno de los involucrados ponga en él lo mejor de si mismo, olvidándose de sí mismo en favor del otro.
¿Por qué es importante la comunicación?
1. El presente es el resultado del pasado, y el futuro será el resultado del presente. Hay que vivir y trabajar hoy.
2. El hombre es un ser racional que necesita la comunicación para crecer.
3. La comunicación entre dos personas se hace difícil cuando compartimos algo.
4. Como todos los demás logros humanos, la comunicación es cuestión de práctica constante.
5. Comunicar no sólo es hablar, sino escuchar.
6. Amar es compartir.
7. El camino hacia el éxito está lleno de fracasos.
8. El único fracaso real es aquel del que no aprendemos nada.
9. El síndrome del fracaso se puede convertir en un cáncer de la comunicación.
Los beneficios de la comunicación El ser humano vive en constante relación con otros seres humanos. Es también un ser social, y cada uno de nosotros es fruto de una relación de tipo moral, humano, físico y amoroso.
Premisas de la comunicación:
El compromiso: Cuando no queremos comunicarnos es por que no queremos comprometernos o abrirnos. Cuando ha habido fracasos en la comunicación nos da temor volverlo a intentar.
La conciencia de ser un don: Cada uno de nosotros es un regalo para los demás, y los demás son un regalo de Dios para nosotros, somos únicos e irrepetibles. Tengamos muy presente que darnos a los demás nos enriquece, y recibir de los demás también nos enriquece.
La opción por la sinceridad: El ser fiel conmigo mismo me ayudará a serlo con los demás. Y al conocer mi propia identidad, sabré de qué soy capaz. Es ser auténtico y no aparentar lo que no soy, sino lo que en realidad soy. Esto nos ayudará a conocer abiertamente a nuestra pareja, sin máscaras.
Obstáculos de la comunicación
Si realmente deseamos comunicarnos, tenemos que estar dispuestos a trabajar para superar todos los obstáculos. El triunfo no está lejos y las recompensas del éxito son:
1. el crecimiento personal, como pareja y familiar
2. la felicidad y satisfacción con nosotros mismos, con lo que tenemos, lo que somos. Esto es algo que se irradia y se contagia, lo cual provoca la creación de un ambiente familiar de amor.
Obstáculos exteriores:
Ocupaciones: Hablamos de lo que hacemos y no de lo que somos.
Distracciones:Televisión, teléfono, periódico.
Injerencias de otras personas: Se debe buscar el lugar y la hora conveniente. Incluso, en ocasiones los hijos pueden ser un obstáculo para la comunicación conyugal.
Obstáculos interiores:
Malas experiencias: Miedo a los fracasos durante el diálogo en tiempos pasados, gritos o regaños. La falta de contenido interior.
Consejos para comunicarte mejor:
En el amor adulto se debe establecer una doble corriente, el dar y recibir. · Dar aunque con ello se tenga que romper el cascarón del egoísmo. · Recibir aunque en ocasiones pensamos que no necesitamos nada de los demás.
El matrimonio es como un puente sostenido por dos pilares, si uno es débil se cae. También cabe mencionar que todos los consejos y pláticas que podamos escuchar, no bastan para mejorar si no los practicamos constantemente.
a) La amistad es más importante que la relación. Por lo general para un amigo, lo más importante es su amigo; quienes consideran que la amistad con su cónyuge es lo más importante, pueden crear una relación más gratificante. En cambio, quienes se han convertido en amantes, sin haber desarrollado una verdadera amistad, consideran que antes que su cónyuge, están ellos mismos, o la propia relación. A un amigo se le acepta tal como es y se le perdonan sus fallas.
b) No trates temas importantes durante los momentos tensionantes del día.
Es bueno hablar de los sentimientos en el mismo momento que surgen, pero en ocasiones no conviene, sobre todo cuando se tiene mucha carga emocional. Se debe evitar hablar cuando alguno de los dos esté muy cansado, antes de irse a trabajar o inmediatamente después de regresar, y lo mejor es preguntarle a tu cónyuge si está dispuesto a escuchar o dialogar.
c) No culpes a tu cónyuge sin haberlo escuchado. Si culpas a tu cónyuge sin haberlo escuchado, lo único que vas a lograr es que se pondrá a la defensiva y se va a encerrar. Tampoco se vale hacer prejuicios o querer adivinar. Deja a tu cónyuge expresar sus sentimientos.
d) Trata un solo asunto a la vez. Se debe tratar un solo asunto y nunca mezclar otros, concentrarse sólo en el tema presente y olvidar en ese momento si existen otros.
e) Escucha con atención y está seguro de entender lo que tu cónyuge te está diciendo. Se debe escuchar con atención el mensaje completo y sin interrumpir, no salir a conclusiones precipitadas ni ponerse a la defensiva. Si el asunto es importante, trata de repetirle a tu cónyuge lo que oíste o interpretaste para que no le quede duda.
f) Haz frases usando el “yo” en lugar del “tú”. Una de las principales causas de discusión es culpar a tu cónyuge de tus emociones o sentimientos por eso debemos aprender a decir “yo” en lugar de “tú”. Por ejemplo cuando dices “cuando te demoras me da mucho coraje por que tú eres muy desconsiderada(o)” se puede cambiar por “cuando te demoras me da mucho coraje por que yo siento mucha vergüenza de haber sido de los últimos en llegar”.
Queda estrictamente prohibido comunicarse usando las siguientes frases: · ¡Ven aquí, apresúrate! · ¡Nunca haces las cosas bien! · ¡Otra vez con lo mismo! · ¡Tú tienes la culpa! · ¡Si no lo haces…! También evita comunicarte con ironía y sarcasmo.
g) Haz peticiones no exigencias. Una petición implica cualquier respuesta, así sea negativa y será aceptada. Una exigencia implica que la respuesta siempre sea afirmativa, y, como se dice “en la forma de pedir está el dar”.
h) No divulgues los sentimientos. Evita divulgar los sentimientos compartidos por tu cónyuge, ni aún con el mejor amigo, por que perderá la confianza de volver a comunicártelos.
i) No debes ser sincero el 100 % de las veces. Habla siempre con la verdad sabiendo cómo decirlo, por que por ser demasiado franco, puedes caer en la agresión.
j) No dejes problemas sin resolver o resentimientos ocultos. Al dejar problemas sin resolver o sin decir, se irá formando un muro de indiferencia, no debemos tener miedo a afrontarlos.
Sobre este tema es importante leer lo que nos dice Tomás Melendo Granados en su artículo Acerca de la comunicación (y de las discusiones) entre los cónyuges:
El P. Peter Coates en el artículo Capacidad de dialogar nos dice que la comunicación http://es.catholic.net/familiayvida/159/318/articulo.php?id=14361 es un ejercicio de escucha y se escucha no tanto con la oreja, sino con el corazón. Para poder escuchar a una persona, uno debe pensar que lo que una persona debe decirme es más importante de lo que tengo en mi cabeza
Alfonso Aguiló Pastrana en su artículo Las formas sí son importantes: http://es.catholic.net/familiayvida/159/318/articulo.php?id=10744 nos explica que la falta de acierto en la forma de comunicarse, o la falta de oportunidad en el momento y circunstancias de hablar, provoca muchas veces grandes problemas.
El P. Antonio Rivero profundiza en la comunicación, la conversación y el matrimonio. Igualmente explora los factores que dificultan la comunicación de la pareja. Comunicación Familiar: http://es.catholic.net/familiayvida/159/318/articulo.php?id=26196
El problema de los malos entendidos es tratado por Michael Ryan Grace que nos habla de Las interferencias en la comunicación:http://es.catholic.net/familiayvida/159/318/articulo.php?id=6913
Sabiendo que nuestras conductas puedan transmitir mensajes y causar reacciones en las demás personas, trata de abordar el tema de los malentendidos. La característica más peligrosa de los malentendidos es que pueden existir sin darnos cuenta... hasta que exploten.
Un ejercicio para una comunicación sana Un simple ejercicio que puede ayudar mucho para vivir una comunicación sana y positiva. Basta que cada pareja, de vez en cuando, tome el pulso de su comunicación emocional contestando a las siguientes preguntas:
1.¿Cuáles son las cosas que me gustan de ti?
2.¿Cuáles son las cosas que no me gustan de ti (cosas que me "molestan")?
3.¿Qué es lo que creo que te gusta de mí?
4. ¿Qué es lo que creo que no te gusta de mí? ¿En qué cosas creo que te molesto? Sugiero que cada uno conteste por su parte y, después, intercambien lo que han escrito.
En primer lugar, este ejercicio les dará la ocasión para decir de forma tranquila y oportuna lo que no les gusta, lo que les molesta. Cuando esto se hace con amor, con deseo de superación y con cierta frecuencia, muchas cosas se allanan y se evita la acumulación de "venenos".
No se trata de soñar con un matrimonio perfecto, donde nunca hay problemas. Siempre habrá piedrecillas en los zapatos. Pero se puede reducir bastante el número de los problemas.
De lo contrario, los problemas se ven enormes o se acumulan tantos que toda la vida se oscurece. Haciendo frecuentemente este pequeño ejercicio descubrirán que, entre las 10 cosas que "molestan", ocho son fácilmente eliminables. Las otras dos pueden ser más complejas. (Pero ya sería una ganancia caminar con 8 piedrecitas menos en el zapato!
No se trata de pensar en matrimonios perfectos donde no hay que hacer esfuerzos y sacrificios ni sufrir el uno por el otro. Pero sí creo que hay cosas que fácilmente se pueden corregir volviendo la vida más feliz y evitando problemas mayores.
Además, con una vida más feliz, los esposos pueden dedicarse con más empeño a cumplir la gran misión que les corresponde como matrimonio.
Al intercambiarse las respuestas sobre lo que "creen" que gusta o disgusta al otro pueden verificar si realmente se conocen bien o si hay malentendidos escondidos. A veces, creemos conocer a la personas que están cerca de nosotros y no es siempre verdad. Al menos es lo que nos dan a entender las personas que aportaron los siguientes casos.
* Yo conocí un marido que creía que todo andaba perfectamente bien porque él se consideraba un hombre trabajador. Pero había muchas otras facetas que olvidaba y que disgustaban a su esposa.
* Una mujer se consideraba una excelente esposa porque era buena madre, hacendosa, etc. pero su marido tenía muchos resentimientos por ciertas actitudes de ella respecto a sus familiares y al buen uso del dinero

viernes, 26 de septiembre de 2008

4.3.- ATENCION A LAS INTERFERENCIAS

¡Atención a las interferencias en la comunicación!
Tus palabras y/o acciones pueden provocar reacciones que nunca pretendiste y que nunca imaginaste

¡Atención a las interferencias en la comunicación!
Sabiendo que nuestras conductas puedan transmitir mensajes y causar reacciones en las demás personas, ahora queremos abordar el tema de los malentendidos. La característica más peligrosa de los malentendidos es que pueden existir sin darnos cuenta... hasta que exploten.Simplificando mucho el tema de la comunicación, podemos decir que ésta consiste en un transmisor, un receptor y un mensaje. Aunque sabemos que estos tres elementos están interactuando continuamente, normalmente cuando decimos una cosa, esperamos que los demás entiendan justo aquello y no otra cosa. Pero muchas veces no es tan sencillo, ni tan fácil, porque la otra persona puede tener reacciones y sentimientos que nunca fue mi intención provocar. Este es el hecho del que quisiera que tomarais nota y que lo recordaseis en vuestra vida de matrimonio. Empecemos a ver este problema en relación con el siguiente caso donde un marido llega a una reunión familiar donde estaba su esposa y nos dice:* Mi esposa se enfadó mucho porque saludé a mi hermana antes que a ella. El señor en cuestión insistía en que había saludado a las personas en ese orden sólo por la colocación de las mismas en la sala. No tenía ninguna otra intención. Otro caso del mismo género es el siguiente. * Mi esposa organizó una cena sin avisarme con anticipación y, además, coincidió con la noche del fútbol en TV. Yo no dije nada y lo tomé con resignación. Pero cuando las visitas se fueron, ella estuvo muy molesta conmigo. No entendía por qué y se lo reclamé pues consideraba que era yo quien había hecho el sacrificio. Me dijo que se sentía muy mal con los invitados por la mala actitud que yo había tenido durante la cena. Sorprendido le expliqué que no era así, que yo había renunciado de buen modo a mi partido de fútbol. Pero ella me contestó: “tu cara larga me decía otra cosa”.Aquí tenemos dos ejemplos de interferencia en la relación humana y en la comunicación. En el primer caso vemos cómo el marido (= transmisor) quiso saludar a todos (= mensaje) pero encuentra que su esposa (= receptor) interpreta otro mensaje. En el segundo caso también el marido quiso hacer su mejor esfuerzo (= mensaje), pero su esposa percibe otra cosa (por la comunicación no verbal del esposo). En ambos casos, de manera no intencional, se provoca una reacción en la otra persona, que nunca fue pretendido. Cuando hablamos de la gota que derrama el vaso, y nos preguntamos por dónde entran las gotas, aquí tenemos uno de los agujeros más comunes en las relaciones humanas. En mi opinión, muchos problemas comienzan así -sin darnos cuenta de las reacciones que causamos- y cuando se prolongan durante mucho tiempo los resentimientos provocan las explosiones. Lo que sigue es un intento de análisis de este fenómeno y de cómo se debe manejar.Está claro que las reacciones emocionales como las de estas mujeres pueden deberse a muchas cosas: cansancio, acumulación, sensibilidad especial, actitudes negativas, problemas anteriores, etc. y, para una solución del problema, será necesario que ellas también pongan de su parte. Pero ahora quiero fijarme en los maridos: ¿cómo deben ellos comportarse si quieren una buena comunicación y una solución al problema?
Las palabras y/o acciones pueden provocar reacciones que nunca pretendiste y que nunca imaginaste.
No te fíes de tus buenas intenciones.
No siembres vientos porque cosecharás tempestades

jueves, 25 de septiembre de 2008

4.4.- EL LENGUAJE DE TUS ACCIONES

¡Atención! tus acciones hablan
¿Qué comportamientos pueden estar causando sentimientos agradables o desagradables en la otra persona?

¡Atención! tus acciones hablan
Además de las palabras, hay un tipo de comunicación silenciosa que los psicólogos han descubierto desde hace mucho tiempo. Es la comunicación no verbal. No sólo comunicamos y "mandamos mensajes" con las palabras, sino que hablamos también con nuestros actos, con nuestra conducta, con nuestros gestos, posturas y muecas: (un portazo puede decir más que mil palabras, una caricia vale más que un discurso. A veces, junto con las palabras, se añade también una comunicación no verbal.Por ejemplo, cuando tú regañas a alguien y tu cara se pone roja, estás hablando los dos lenguajes: verbal y no verbal. Incluso tu cara enfurecida habla más fuerte que tus palabras. En otras ocasiones tus palabras y tu comunicación no verbal pueden no ir de acuerdo y, en este caso, una cosa elimina el efecto de la otra. Si una mamá regaña a un hijo con palabras, pero se le ve en los ojos que se está riendo, obviamente el regaño no tendrá mucho efecto. Así sucedió a un marido que profesaba -verbalmente- mucho amor por su esposa pero que coqueteaba con otras mujeres de forma incorrecta delante de ella. Sus palabras quedaban anuladas por su conducta. ¡Estas obras hablan y afectan a los sentimientos, a las emociones del otro! * Me molesta mucho cuando le hablo y no me hace caso. Además es poco expresiva. * Él había trabajado buena parte de la noche y estaba muy cansado. Ella tampoco había dormido mucho y el día anterior había sido difícil a causa de los niños. A la hora del desayuno le preguntó ella si quería huevos. Él estaba viendo las noticias y no le contestó. Ella se desesperó y explotó.Afortunadamente este fenómeno de la comunicación no verbal funciona también de forma positiva. Los esposos se comunican muchas cosas buenas sólo con lo que son y con lo que hacen. ¡Para cuántas esposas es motivo permanente de satisfacción y seguridad ver a sus esposos trabajar responsable e incansablemente para dar a la familia un buen tenor de vida! ¡Cuántas veces he oído decir a los maridos palabras de admiración por el trabajo abnegado e inteligente que hacen sus esposas con los niños o simplemente porque siempre encuentran en su bolsillo un pañuelo limpio!La moraleja: revisar qué comportamientos tuyos pueden estar causando sentimientos agradables o desagradables en la otra persona. Cuando se trata de sentimientos positivos es muy bueno referirlos a la pareja. En el matrimonio y en la familia se intercambian muchas "obras" por las cuales nos sentimos bien, dichosos y amados. Cuando esto sucede y te sientes feliz no dejes de referirlo a la persona que te ha agradado y agradéceselo. Esto es lo correcto. Además, una palabra de gratitud es como una dinamo que genera todavía más entrega y el matrimonio vivirá el círculo "virtuoso" de la emulación en el bien. Sabemos que la gratitud es una flor más bien rara en el jardín de los hombres pues para ser agradecidos hace falta ser humilde. El soberbio cree que todo se le debe y, por eso nunca sabe abajarse para dar gracias sinceramente. Son muchos los actos de servicio y de amor que los esposos se dispensan. Son muchísimos más que los problemas. Hay que cultivar positivamente nuestra sensibilidad para reaccionar con gratitud y no dejar que la rutina nos acostumbre a recibir volviéndonos fríos e insensibles. Si se pudiera, un matrimonio debería tapizar las paredes de su casa con "diplomas de reconocimiento". Así, en ciertos momentos de dificultad, recordaría más fácilmente los momentos buenos y no dejarían que los momentos negativos tomaran la delantera. Quiero terminar este apartado narrándoos dos historias simpáticas sobre esta comunicación no verbal. La primera se refiere a una pareja de recién casados. Todos los días cuando él regresaba a casa encontraba la luz del garaje encendida facilitándole así la entrada. Esto lo interpretó como un detalle muy grande de su esposa que tenía la delicadeza de encenderle la luz antes de que él llegara. Nunca se lo comentó hasta que un día no encontró la luz encendida y sintió una pequeña tristeza. - ¿Por qué no me has encendido hoy la luz? le preguntó dulcemente a su esposa. - ¿Qué dices, contestó ella, ¿a qué luz te refieres?. - La luz del garaje que casi siempre encuentro encendida cuando llego. - ¡Ah! ya entiendo. Todos los días llega el lechero por la tarde y tengo que bajar a recoger la leche. Prendía la luz y se me olvidaba apagarla al subir. Hoy no ha venido y por eso no la he encendido. El otro caso sucedió en un retiro para matrimonios. Después de una conferencia sobre la comunicación de los sentimientos se entregó un material para que trabajaran sobre él. El marido de una de las parejas, mientras hablaba de estas cosas, bostezó largo y tendido y se le salieron unas lagrimitas por razón del bostezo. La esposa, que en este momento estaba hablando con mucho entusiasmo sobre la comunicación de sentimientos y que no se dio cuenta del bostezo, vio lágrimas. De inmediato, se conmovió mucho, se lanzó sobre él para abrazarlo diciendo "es la primera vez en años que te veo emocionarte". El pobre hombre no supo qué hacer y decidió dejarla en su "santa inocencia". En estos dos casos no había fundamento real para el gusto que sentían las personas en cuestión. Pero las dos historias nos confirman el hecho de que las obras hablan y comunican y el matrimonio puede sacar mucho provecho de este hecho: cuidando las cosas negativas y potenciando las cosas positivas. Los dos casos referidos nos introducen también a otro tema: los malentendidos. Aquí fueron dos malentendidos "buenos", pero no siempre es así.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

4.5.- REACCIONES QUE PROVOCAN LAS PALABRAS Y ACCIONES.

Reacciones que provocan las palabras y acciones
¿Eres consciente de que tus palabras y/o acciones pueden provocar reacciones que nunca pretendiste y que nunca imaginaste?

Reacciones que provocan las palabras y acciones
Ser consciente de que tus palabras y/o acciones pueden provocar reacciones que nunca pretendiste y que nunca imaginaste.El hecho es fácilmente constatable porque todos lo hemos experimentado: ya sea porque nos hemos sentido heridos por algo que nos han dicho o hecho, o porque otros nos han malentendido por algo que hemos dicho o hecho con la más buena intención. En el matrimonio los casos se multiplican. * Después de un día lleno de problemas de trabajo y no habiendo ni siguiera comido, llego a casa con mucha ilusión y encuentro que ella no está y que no hay nada preparado para la cena. Me sentí muy solo.* Mi marido no se fija nunca en mi arreglo personal o, mejor dicho, no lo expresa. Pero sí me comenta el de otras personas. Esto me molesta mucho. * La última explosión que tuvimos fue en una ocasión en que no pude acompañarla al supermercado porque tenía que estudiar. Ella lo tomó como una evasión de una responsabilidad que debía ser compartida. Los dos trabajamos y, desde su punto de vista, es muy fácil decir “tengo que estudiar; tú encárgate del súper y de los niños”.Suponemos que en estos casos no hay malicia ni deseos de herir y sin embargo hay reacciones negativas. La lección principal que quisiera derivar de todo esto es la siguiente: para que haya diálogo y buena comunicación con los tuyos, tienes que estar dispuesto a aceptar que tus palabras y tus conductas puedan, sin querer, afectar negativamente a las personas a quienes amas. Ojalá puedas aprender a manejar esto de forma constructiva: cuando alguien te "acuse" en este sentido, debes estar abierto a escuchar. Tú no debes sentir que se acaba el mundo sólo porque te digan algo así. Es muy normal que hiramos a los demás sin querer pues no somos perfectos, ni siempre precisos y atentos. Además, no depende todo de nosotros: las personas son muy "especiales" y a veces están pasando por momentos difíciles. Pero el hecho de que estés disponible para escuchar ayudará mucho a tu relación porque permitirá que todos puedan decir con sinceridad lo que realmente sientan. Esto suele descargar cualquier ambiente negativo y además, cuando conoces cómo están las cosas, tienes la posibilidad de mejorar la situación en el futuro.

martes, 23 de septiembre de 2008

4.6.- CUIDADO CON LAS BUENAS INTENCIONES

Normalmente nuestras intenciones son buenas y amamos a los nuestros. Confiando en esto, suponemos que las personas a nuestro alrededor se sienten bien, protegidas y felices y que, incluso, nos admiran por lo que hacemos. Sin embargo no es siempre así. Esto nos tiene que poner en guardia para saber lo que realmente están percibiendo y sintiendo. En el siguiente caso, una esposa tiene las mejores intenciones y, tal vez, es la mejor de las mujeres; sin embargo, su acción causa molesta a su esposo. * Alojé en mi casa a mi hermano y a su mujer, mientras terminaban su casa. Mi esposa se quejó amargamente diciendo que me importaba más mi hermano que la intimidad de mi propio hogar.Aunque no sea muy común, a veces las reacciones en estos "malentendidos" pueden ser muy violentas e, incluso, trágicas como es el caso de la carta que ponemos a continuación. Hay personas cuya sensibilidad es muy frágil o cuya psicología es débil y esto explica cómo pueden llegar a tener reacciones tan extremas. Por otro lado esperamos mucho de nuestro matrimonio o de nuestra familia y, por eso, los problemas se magnifican. Si un desconocido me hiere con un insulto, seguramente el efecto pasará después de un poco de tiempo. Pero cuando es un hermano, un esposo, un hijo el efecto será mucho más doloroso. Así también cuando percibimos disgusto, desazón, frialdad, alejamiento, nos duele mucho. El texto que sigue a continuación es la carta de un hijo adolescente a su padre. Es sólo un ejemplo de cómo no es suficiente tener la buena intención de amar a los suyos. De nuevo, hay que estar atentos a las posibles interferencias.Papá: Me cuesta mucho trabajo poder escribirte esta carta, pero en fin... Me gustaría poder decirte lo que yo siento, pero la verdad no me atrevo. No te tengo mucha confianza y es lo que más me duele.No existe nadie en este mundo a quien más quiera. Pero te siento tan lejos. Nos llevamos bien, compartimos algunas actividades juntos y sé que tú tratas de hacernos felices, pero... nos falta, no sé cómo expresarlo, "intimidar" ,ser más amigos, en fin varias cosas, para llevarnos y conocernos mejor.Veo el tiempo y el esfuerzo que tú dedicas a tu trabajo y te admiro por eso, pero creo sinceramente que lo haces más por tu orgullo y prestigio personal que por darnos lo necesario. Siento, papá, que la vida pasa tan rápido y me duele pensar el poco tiempo que hemos pasado juntos. Mi infancia ya pasó, papá. Y tú, ¿donde estuviste? Estuviste tan poco en ella. Por eso me da tanta rabia. ¿Dónde estabas tú cuando aprendí a conocer el mundo? ¿Dónde estaba tu mano cuando tuve miedo? ¿Dónde tu sonrisa cuando era feliz?Todo era tu trabajo, tus problemas... “no me molestes”. Y es aquí cuando no entiendo para qué queréis tener hijos. ¿Para satisfacer vuestras ilusiones? ¿La continuación de tu apellido? ¿Para tener algo más que os pertenezca? No sé, papá, no sé.Si tú supieras cuánto necesita un hijo tener un padre; y, por tener, me refiero a unos brazos que te aprieten fuerte y te digan “te quiero”, para saber que cuento contigo para todo, en lo bueno t en lo malo, que compartes mis éxitos y fracasos, que eres un amigo al que puedo contarle todo.Cuando me siento inseguro con mis amigos, cuando no sé tratar a las niñas y finjo ser un súper reventado. Y no lo soy. Que tengo miedo a mi primera relación con una niña... en fin, papá tantas y tantas cosas que quisiera que tú fueras quien me las explicara y quien me guiara.Lo que quiero es a ti, papá, y no un buen cheque. Sé que no me falta nada y tratas de darme gusto en todo. Pero yo cambiaría todo esto con tal de que fueras mi amigo. Un verdadero amigo, que me hagas sentir que soy "lo máximo". Pero sé que esto no te lo puedo decir porque sé que esto es demasiado cursi para el hijo de un padre tan importante como tú.Tu hijo.Yo espero no darte una idea falsa con todo esto. Sé que cuando un padre oye un caso como éste, la primera reacción es defensiva: “Está muy bien, pero hay que trabajar duro para dar a la familia lo que necesita”, "tal vez el papá no sabía dar calidad de tiempo", “el niño era hipersensible”. Todo esto puede ser verdad. Pero ahora sólo quiero recalcar que no debemos fijarnos sólo en nuestras buenas intenciones sino también en la situación objetiva y real del otro. sea cual fuera la causa. Otro caso puede ilustrar lo mismo. En él se puede apreciar cómo hay buenas intenciones por ambas partes o, al menos, no hay una mala intención de herir, y, sin embargo, no hay entendimiento. * Al principio del matrimonio él dedicó gran parte de su tiempo en lograr un nivel económico alto para todos. Ella se dedicaba a formar a sus hijos pero todos los miembros de la familia empezaron a llevar una vida un poco independiente de él dado que casi nunca estaba. En un cierto momento él dejó el ritmo que llevaba y se dedicó a su familia. Pero su esposa e hijos continuaron sus actividades como antes, sin dedicarle mucho tiempo a él. Una noche la señora, como era su costumbre, llegó tarde después de una actividad social con amigas. Siguió discusión fuerte pues él se quejaba de la falta de atención.Así es el mundo de los malentendidos. La mayoría de las personas casadas tienen buenas intenciones y normalmente no quieren hacer daño. Pero si quieren que sea realmente así es necesario que cuiden lo que comunican y lo que hacen sin querer. Hemos dicho desde el principio que el amor del matrimonio tiene que ser delicado y cuidar estas cosas es una expresión de esta delicadeza. ¡Me interesa lo que te pasa! c) Detecta a tiempo las acumulaciones.No todos los malentendidos tienen la misma importancia y no todos los consecuentes enfados tienen la misma gravedad para la relación. Hay problemas que son superficiales, momentáneos, esporádicos. No presentan mayor problema. También depende de las parejas: lo que es muy molesto para unas no lo es para otras. * La mujer preparó una cena con mucho detalle. El hombre no hizo un solo comentario al respecto y esto bastó para que la mujer olvidara por completo el plan y se puso a reprocharlo. El, a su vez, se quejó: “después de un día tan pesado, cómo es posible que, a parte, tenga que fijarme en esas cosas”.¿Qué te parece la siguiente reacción a unas palabras dichas con toda la inocencia del mundo?:* Fue una mañana de domingo. Los niños se despertaron a las 6.00 a.m. (como siempre) y yo me levanté con ellos. Los bañé, los vestí, les preparé y les di el desayuno, cambié pañales. Después, hice el desayuno para mi marido que se levantó a las 9.00, se bañó, comió y a las 9.30 cuando yo estaba todavía en bata y lavando los platos me dijo: “Vamos al club; ¿ya estás lista?” Estas palabras me hicieron explotar. Lo peligroso es cuando alguno de los esposos vive con un sentimiento negativo. Entonces la situación molesta se prolonga sin poner ningún remedio, sin darle desahogo propiciando, así, la acumulación de sentimientos que pueden, luego, explotar. Es como si se abriera una grieta y se formara un "gotera" a través de la cual, poco a poco, el vaso se va llenando. El problema no es la última gota sino la gotera permanente. Recordemos, de nuevo, que no es la montaña lo que cansa, sino la piedrecilla en el zapato. La piedrecilla, a la larga, hace sangre. La gota, a la larga, derrama el vaso.* Desafortunadamente, para mi esposa todas las actividades que emprendo son motivo de crítica y de quejas. * La última gota que derramó el vaso fue la misma de siempre: no aceptar mi forma de actuar. En los primeros años yo aceptaba esta manera de reaccionar con paciencia, luego con enfados. Después con tristeza y, al final...¡una gran tormenta!.En los siguientes casos vemos cómo, por hechos insignificante, se fue provocando -tal vez sin darse cuenta- un potencial negativo que después hizo mucho daño. * Ella era una mujer extremadamente ordenada y él dejaba regado todo a su paso, un verdadero desorden. Un día dejó la pasta sin tapón y ese fue el motivo que provocó el pleito donde se insultaron y se hirieron demasiado, llevándolos a la separación. * Creo que la gota más grande que he visto pasar por mi vida es un aparato que se llama TV. ¡Qué cosa tan estúpida! Pero nos estaba acarreando muchas situaciones molestas sobre todo por la falta de conversación los sábados y domingos. Al marido no le interesaba otra cosa más que el tenis o el fútbol. Lógicamente uno se hace esta pregunta: ¿por qué él se refugia en la Televisión? Cuando le hice esta pregunta a él, fue la gota que derramó el vaso y siguió una fuerte discusión. Aquí se aprecia claramente cómo se desarrolla el proceso negativo. La esposa acumula por su lado: siente molestia a lo largo del tiempo y va "interpretando" el fenómeno de su esposo; luego, hace una pregunta en un momento inoportuno. Por otra parte, el marido seguramente había acumulado también algo de sentimiento negativo. Tal vez no se sentía tan inocente al darse a la televisión todas las semanas o, tal vez, tenía algún otro resentimiento con su esposa. Otros ejemplos confirman este proceso:* “Esta casa es un desastre”. Esta frase fue la gota que derramó el vaso de frustración, inseguridad y del sentimiento de no hacer nunca nada como él quería, pues siempre podrían haber estado mejor. * Había un matrimonio que, hacia fuera, se llevaba muy bien, pero, en casa, tenía problemas por el pésimo carácter y el negativismo del esposo. La esposa aguantaba estoicamente malos modos, cubetas de agua fría, etc. hasta el día en que se enteró de que el marido había hablado mal de ella a un amigo común.Aquí, tal vez, el marido se excusaría diciendo que lo que dijo no tenía importancia, etc. Podría creer que el problema se reducía al único acto de haber hablado con el amigo. Pero no es así: el vaso había estado llenándose durante mucho tiempo. El caso también ilustra cómo los esposos pueden no conocerse realmente. Una parte puede creer que todo va bastante bien y, al mismo tiempo, se está acumulando pólvora por donde menos se sospecha. Esto sucede por no hablar las cosas. Estas acumulaciones se hacen por falta de comunicación. ¿Por qué no se hablan las cosas a tiempo, de manera tranquila y no en el último momento de forma explosiva y destructiva? Veremos después que es normalmente por miedo. Basta ahora insistir en la necesidad de la comunicación cuando se dan estas situaciones. Por un lado, hay que ser conscientes de que nuestro esposo/a no es mago, ni tiene una bolita de cristal donde mira y ve lo que está pasando dentro de nosotros. Es necesario hablar, comunicarse. Luego hay que buscar el clima adecuado, la forma constructiva y oportuna. A medida que un matrimonio avanza en la vida van descubriendo ciertos temas o situaciones que son problemáticos. Pueden existir una serie de tópicos, que cuando se tocan, la discusión está casi asegurada. Discusiones que no llegan ya a nada porque se atascan al igual que una rueda que gira y gira en el lodo. Ya no se mueve ni hacia delante ni hacia atrás, sino que tira lodo hacia todas partes. Sería mejor detectar esos focos problemáticos antes de casarse y tomar las precauciones necesarias. De todos modos, con un poco de calma y de objetividad, se puede llegar a conclusiones aceptables. A continuación veamos algunas discusiones de este tipo (¡todas sobre la familia política!) y tratemos de preguntarnos qué hacer para evitar la acumulación de sentimientos negativos en casos semejantes. * Sabiendo que hablar mal de mi familia siempre nos ha ocasionado problemas, volvió a hacerlo. Se armó una grande. * Para mí la última gota que derramó el vaso fue cuando después de varias discusiones sobre el tema de las familias políticas me sale con que había organizado hacer un viaje de una semana y media con sus padres, cuando ya habíamos acordado no frecuentarles por una temporada razonable. * Estábamos hablando sobre un problema relacionado con nuestra familia política (la de ella) y por enésima ocasión se cerró dando respuestas infantiles y absurdas y terminamos muy molestos y distantes.

lunes, 22 de septiembre de 2008

4.7.- SEMBRAR VIENTOS Y COSECHAR TEMPESTADES

No siembres vientos, porque cosecharás tempestades
Siempre presuponemos la buena voluntad de los esposos. No estamos hablando aquí de personas o casos en los que existen deseos o intenciones de hacer el mal. Pero incluso dentro de esta categoría hay algunos casos de matrimonios que rayan, de verdad, en la ingenuidad más absoluta. Son gente que, a pesar de su "buena voluntad" se olvidan de las cosas más elementales de la educación, de lo que es un hombre y una mujer, de lo que son los sentimientos humanos. Sus comportamientos no pueden sino asesinar el matrimonio. * Diciembre 24. Me dejó plantada con mis hijos después de esperarle toda la tarde. No llegó. Casi siempre es así. Y dije: ¡hasta aquí!Si es verdad que la felicidad emocional de una persona es algo muy delicado y que está expuesta incluso a las contingencias de la comunicación y a posibles malentendidos, con cuanta más razón se debe evitar cosas que son bombas emocionales, creyendo, además, que nada va a pasar. El amor delicado exige evitar, en la medida de lo posible, todo lo que molesta a la otra persona. Cuanto más se deben evitar faltas de educación, de respeto, etc.* Una mañana, el señor saca una camisa, se la pone y ve que le falta un botón. Se pone furioso. Se la quita y se la arroja a su mujer que está todavía dormida. Sale dando un portazo y no regresa en todo el día a casa. * Conozco una pareja de la cual una es la servidora y el otro el servido. Y así se acostumbraron muchos años aunque, lógicamente, la servidora nunca estuvo de acuerdo. La gota que derramó el vaso fue cuando un día ella estuvo enferma y, a pesar de esto, tuvo que servirle a él, y subirle la cena a la habitación pues él estaba viendo un programa muy interesante. El problema está en que esto es así desde hace mucho tiempo y no se ha podido cambiar.Objetivamente menos grave es el caso siguiente. Sin embargo es un buen ejemplo de la psicología de la mujer que busca no información sino seguridad. No hay que hacer cosas buenas que parezcan malas. La falta de comunicación por parte de los maridos les hace sufrir mucho. * La última vez que tuvimos una discusión fuerte y que resultó ser la gota que derramó el vaso fue después de un viaje de mi marido que duró cuatro días, durante los cuales no supe nada de él, pues no me dijo ni siquiera el hotel donde se iba a quedar. Después, avisó a su secretaria de que llegaba. Además, llegó un día después de lo que había dicho. Yo hice como si no hubiera pasado nada y lo recibí muy cariñosa. Nunca explicó nada. A los pocos días, con la mayor tranquilidad, se fue a jugar con amigos que ni siguiera conozco y llegó a las seis de la mañana. Ahí sí ya me transformé en una pantera.La vida sexual es otro tema sumamente delicado y es un campo en el que puede haber muchos "malentendidos". Como en ningún otro capítulo es necesario aquí el diálogo para asegurar que los sentimientos vayan de acuerdo con los actos externos. * Mi mujer siempre está cansada para ser cariñosa y hacer el amor. * Yo podría estar llorando y él no se daría cuenta.Antes de terminar este número quisiera hacer mención de un acto que es muy grave para el matrimonio. Es la violencia física. Es un acto que, independientemente de su grado, deja siempre una viva impresión interior, una herida difícil de curar. Es una "gota" que rápidamente colma la medida del vaso normal como sucedió en el siguiente caso contado por una mujer.* Un día hubo una discusión -una de muchas- y todo terminó cuando me golpeó. Al instante me fui a casa de mis padres. En la misma línea se encuentra la amenaza de divorcio. Por más difícil que sea la situación nunca se debe usar el tema del divorcio como arma. Crea una duda profunda y un miedo en todos (también en los hijos). Este medio o sospecha queda en el aire durante mucho tiempo y puede ser un fantasma que ronde el matrimonio por años. Un marido comentaba:* Si me lo dijo una vez, ¿cómo puedo saber que no lo sigue pensando?

domingo, 21 de septiembre de 2008

5.-COMUNICACION ENTRE PADRES E HIJOS

Esperar a que aparezcan las crisis para tratar de iniciar procesos de comunicación es algo muy arriesgado y poco eficaz. Una verdadera comunicación implica diálogo, es decir, que se habla y se escucha, pero sobre todo esto último: se escucha, no solamente se oye, sino que se ponen en juego los oídos y la mente. Se busca: captar, comprender, sintonizarse con lo que la otra persona está queriendo decir, no solo a través de sus palabras, sino también por medio de su cuerpo, sus actitudes, miradas, e incluso, por medio de sus silencios. Los padres tienen que darse la oportunidad y tomarse el tiempo necesario para hacer un alto en el camino, y analizar la forma como se están manejando los momentos de comunicación con cada uno de los hijos. Es válido preguntarse si esos momentos realmente son de dialogo, o se han convertido en un monólogo, en sermones, en críticas o en regaños. Errores en la comunicación con los hijos Muchas veces los problemas son un simple resultado que era de esperarse, pues simplemente son el fruto lógico de lo que se ha ido sembrando durante el proceso de desarrollo de los hijos. Por lo mismo, los padres deben estar conscientes de que es necesario sembrar para poder cosechar, y esa siembra se tiene que realizar, en forma continua, desde las primeras etapas del desarrollo de sus hijos. Suele suceder que cuando los hijos son pequeños, los padres no les prestan suficiente atención haciéndoles sentir que todo lo que dicen es irrelevante por ser pequeños. Se demuestra a los niños, una y otra vez, que hay muchas cosas que tienen mayor prioridad que dedicar tiempo a escuchar al hijo, o prestar atención a lo que éste quiere preguntar o compartir. Cuando ese tipo de comportamientos por parte de uno o ambos padres, se presenta en forma repetitiva, los hijos se dan cuenta de que no les resulta positivo buscar la opinión o el consejo de sus padres y aprenden a guardarse sus inquietudes y pensamientos, procurando acudir a sus amigos para comunicarse, sentirse escuchados y tomados en cuenta, y de esa manera, poco a poco, de forma casi imperceptible, se va construyendo un muro, una barrera que marca distancia entre padres e hijos impidiendo el flujo de la comunicación. Desgraciadamente, los padres muchas veces no se dan cuenta de eso hasta que ya es demasiado tarde, es decir, cuando comienzan a aparecer las situaciones problemáticas y las crisis, particularmente durante la adolescencia. Si se hace un análisis honesto de este tipo de situaciones, no debe resultar extraño que los hijos, especialmente al llegar a cierta edad, encuentren difícil y hasta molesto el comunicarse con sus padres. Por eso es muy importante sembrar un ambiente de apertura y receptividad, para poder cosechar disponibilidad y confianza por parte de los hijos. Abriendo Caminos De Comunicación Con Niños Querer formar caminos de comunicación cuando los hijos están en plena crisis resulta sumamente difícil, por eso es importante adelantarse y comenzar a desarrollar la apertura, la confianza y la comunicación desde mucho antes. Entre los medios que hay ayudado a algunas familias a establecer una comunicación abierta con sus hijos, desde que éstos eran pequeños, se pueden citar los siguientes: Contar con momentos especiales. Definir tiempos específicos, dedicados totalmente a “platicar en familia”. Aprovechar oportunidades. Capitalizar situaciones como las charlas de sobremesa para dejar que los niños hablen, sin que los interrumpan ni los adultos, ni sus hermanos y dando oportunidad a todos. Enfoque total. Cuando un hijo de manera espontánea se acerca a hablar con alguno de sus padres, dejar lo que se está haciendo y hacer contacto visual con él para escucharlo atentamente, demostrándole que lo que tiene que decir es realmente importante para sus padres. Tiempos individuales. Propiciar ocasiones para estar a solas con cada hijo en particular, y en forma espontánea pedirle que platique algo que sea de su interés: su deporte favorito, sus amigos, la película que vio. Abriendo Caminos De Comunicación Con Adolescentes Resulta incomprensible para los padres de adolescentes, el constatar que sus hijos prácticamente no hablan cuando están con ellos; pero cuando se comunican con sus amigos, sufren una verdadera transformación pues ya sea por teléfono o personalmente, hablan sin parar y el tiempo les resulta insuficiente para expresar todo lo que traen en mente. Parece ser que esa cultura de incomunicación con los padres va en aumento. ¿Qué es lo que está pasando? Estudios de investigación revelan que los niños y jóvenes actuales son más dependientes de sus amigos y compañeros de lo que sus predecesores solían ser. Los resultados de esos estudios, no son ningún consuelo para los padres, pero ponen en evidencia el hecho de que los padres de hoy, debemos esforzarnos mucho más, para poder comunicarnos con nuestros hijos adolescentes. Si se logra que la comunicación con los hijos sea buena, la relación en general será buena y tendremos mayores posibilidades de ayudarles. Aunque no se pueden conseguir resultados sin trabajo y esfuerzo, si se puede lograr que los esfuerzos se enfoquen adecuadamente, especialmente si se toma en cuenta lo siguiente: Crear momentos especiales. En cada familia se puede instituir que al menos una vez a la semana, haya un evento que congregue a la familia de manera informal y en un ambiente agradable para todos: preparar una carne asada, o mandar traer una pizza y hacer lo necesario para que ese evento sea un punto de convivencia y de plática tan atractivo, que todos los miembros de la familia estén esperando con gusto ese momento. Si el ambiente es realmente positivo, la comunicación se dará sin problemas, en forma espontánea y natural. Presencia física. Cuando los hijos se hacen más independientes y pasan más tiempo fuera de casa, es común que los padres aprovechen también para salir de casa. Sin embargo, es importante que los papás busquen “intencionalmente coincidir” para que al menos uno de ellos esté en casa cuando los hijos llegan. Los hijos se darán cuenta de que hay alguien que los recibe y está disponible para hablar con ellos cuando lo requieran. Y aunque en muchas ocasiones no se suscite un diálogo, con una vez que ocurra, la espera valdrá la pena, porque mantendrá vivo ese canal de comunicación. Quedarse un fin de semana en casa y demostrar que también en casa uno puede disfrutar de ocio, con los otros, sin recurrir a diversiones envasadas. Cultivar las oportunidades. Hay ocasiones, aunque no frecuentes, en que los hijos espontáneamente se acercan a alguno de los padres para comentar algo. Son oportunidades que hay que aprovechar para que el hijo se sienta escuchado, tomado en cuenta, respetado y apoyado. Pero para que eso suceda, los padres tienen que hacer lo necesario para que en ese momento el hijo sea su único centro de atención. Por desgracia, muchas veces ganan las ocupaciones y esas oportunidades, que difícilmente se repiten, se escapan de las manos. Aprovechar experiencias de alto impacto. A veces sucede que alguno de los hijos es sacudido por algún acontecimiento cercano a él, como: la muerte de un compañero; el arresto de algún conocido; el éxito espectacular de alguien cercano, o el embarazo de una compañera adolescente. Situaciones como las citadas, son oportunidades de oro par escuchar la opinión de los hijos, conocer su manera de pensar ante esos hechos, e inducirlos a que saquen conclusiones y aplicaciones prácticas. ¡Atrévete a hablar con tus hijos! Recordemos que todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles. Y, por lo mismo, un hijo no es igual al otro. Hay que observar, estudiar y conocer a cada uno de ellos. Muchos padres desean, erróneamente, que todos los hijos sean iguales: quietos, estudiosos, cariñosos, deportistas. Pero Dios nos ha dado a cada uno determinadas habilidades o dones que hay que descubrir y explotar. Así poder exigir a cada uno de ellos según sus alcances y limitaciones. Por otro lado, a los padres se nos olvida que somos humanos con errores y aciertos, con defectos y virtudes, con limitaciones, sentimientos, en una palabra, somos personas, no dioses. Qué hermoso sería que nuestros hijos nos vean como se ve y acepta a un amigo y que digan: “Mis papás tienen errores como todos, pero los quiero así como son”. Es lógico que a nuestros hijos les gusta que sus padres sean personas, no dioses. Mucho menos, actores que están representando un papel pretendiendo ser algo que no son. También, no olvidemos que las palabras no educan, sino más bien las actitudes que los hijos observan a diario. Es decir, enseña más lo que hacemos que lo que decimos. Por esto, es importante ser congruentes entre lo que decimos y lo que hacemos. La comunicación conyugal es un factor necesario dentro de la comunicación familiar. Si la primera marcha bien, la segunda correrá sin tropiezos. Comunicación con los hijos según su edad. Para poder educar y comunicarse correctamente con cada uno de nuestros hijos conviene distinguir las características de cada uno, dependiendo en primer lugar de su edad, ya que las necesidades y manera de pensar serán diferentes. Primera etapa, (0-5 años): Que podríamos llamar preescolar, se están colocando los cimientos de todo el edificio; toda la información y vivencias del niño quedarán fuertemente grabadas como impresiones dotadas de carga emocional y afectiva, más que racional. En esta etapa es importante: * Aceptarlo con amor, desde antes de nacer, y al nacer, sin rechazar su sexo ni sus capacidades individuales. * Comprender y aceptar sus sentimientos, y ayudarlo a irlos controlando en forma creciente. * Iniciar suave y tolerante formación de horarios desde la cuna, ya que facilitará la adquisición posterior de hábitos de orden y templanza. * Estimular y dirigir su curiosidad natural, por medio de juegos, paseos, espectáculos en donde esté recibiendo mensajes positivos. ¡Cuidado con la televisión!, ya que el niño capta sin razonar. * Premiar y felicitar, reconocer y alentar sus acciones positivas, que él escuche cuando hablamos con otras personas, pero sin inventar. * Valorar y respetar sus opiniones ubicándolas en su edad, y ajustando o corrigiendo sus juicios erróneos con suavidad y sin menosprecio o burla. * Responder todas sus preguntas con veracidad y de acuerdo a su capacidad de comprensión. * Poner con firmeza, constancia y amor, límites razonables a su conducta y facilitarle las “reglas del juego”; cuando falte a las reglas, corregir y reconvenir, pero sin calificar negativamente a su persona (“eres malo, desobediente, burro”, etc.). * Si necesitamos privarlo de un bien deleitable, no ceder ante expresiones de tristeza, rabia o llanto. * Ir dando responsabilidades dependiendo de su edad; acomodo de juguetes, cajones, cuidado de una mascota, planta. etc. * En todas las etapas es importante lo que los padres hacen y no lo que predican; el niño capta por amor e imitación de aquellos a quienes admira. Segunda etapa, (6-11/12 años): Todas las consideraciones anotadas para la primera etapa, siguen siendo válidas, con la lógica adecuación de mayor capacidad racional para entender explicaciones más amplias y profundas. También se les debe fomentar el trabajo en equipo y virtudes como: responsabilidad, solidaridad, generosidad, humildad, fortaleza, justicia, templanza. Tercera etapa, (13-18/20 años): En esta etapa debemos conocer las características del adolescente: menos abierto, menos receptivo, búsqueda de la independencia, identificación con otros patrones de conducta, edad de los enamoramientos, busca al amigo íntimo que no lo critique, susceptible, busca sobresalir y ser mejor que sus padres, le gusta que le den confianza y seguridad. La mujer adopta actitud de coquetería y el hombre de jactancia. Algunos problemas de comunicación que pueden surgir entre padres e hijos Ordenando, dirigiendo, mandando. “No me importa lo que quieras hacer, entra a la casa en este instante“, “deja de molestar”, “no toques”, etc. Todos estos tipos de mensajes dicen a los hijos que sus sentimientos o necesidades no son importantes, no valen y que se deben conformar. Producen temor, resentimiento, hostilidad. Advirtiendo, amonestando, amenazando. “Si haces eso te pasará...”, “si no dejas de jugar a eso te pegaré”, etc. Estos mensajes pueden hacer que el hijo sienta miedo y se someta, pero también invitan a hacerlo para tantear a sus padres, si son capaces de cumplir las amenazas. Exhortando, moralizando, sermoneando. “Deberías”, “tendrías”, etc. Tales mensajes hacen que se practique en el hijo el poder de la autoridad, del deber, de la obligación y éste puede responder con resistencia, defendiendo su postura con terquedad. Además, el hijo piensa que su padre no confía en él, provocando sentimientos de culpa. Aconsejando, proporcionando sugerencias o soluciones. “Tu madre y yo sabemos qué es lo mejor para ti”. Estos mensajes con frecuencia hacen que el hijo piense que el padre no tiene confianza en el juicio o capacidad de él, puede ocasionar dependencia, o resistencia a todo lo que sus padres le digan. Juzgando, criticando, culpando. “Es que tú tienes la culpa; si hubieras...” Estos mensajes son sumamente graves, hacen que los hijos se sientan inferiores, estúpidos, sin ningún valor, malos, baja su propia estima etc. (“escuché tantas veces que era malo, que lo empecé a creer”, “si se lo digo me criticará”). Además, siempre se pondrán a la defensiva para protegerse, sentirán que no son amados, y llegarán a sentir odio por sus padres. Poniendo apodos, ridiculizando, avergonzando. “¡Mira qué sombras te pusiste en los ojos, te ves ridícula, pareces vampiro... o mujer de la calle!”, “¡Pareces vieja con esa greñas!”, etc. Dichos mensajes pueden tener un efecto devastador en la imagen que tiene de sí mismo. Pueden hacer que el hijo se sienta sin valor, malo, que no lo aman, y la respuesta más frecuente de los chicos hacia esos mensajes es la devolución del golpe (“este viejo ridículo, anticuado no se ha visto en el espejo”). Estos mensajes, que tratan de influir en el hijo, tienen menos posibilidades de hacerlo cambiar. Elogiando, estando de acuerdo en todo. Contrario a lo que se puede suponer acerca de lo elogios, cuando éstos son excesivos o no muy sinceros, pueden tener efectos negativos, sobre todo cuando el hijo no está muy de acuerdo con la idea que tiene de sí mismo, puede originar hostilidad. “no soy bonita, soy horrible”, “no jugué bien, fui un tonto”, etc.. El hijo piensa que se le quiere manipular, para que haga lo que sus padres quieren “sólo lo dices para que estudie más”. Además, en ocasiones se sienten avergonzados, incómodos, especialmente cuando están con sus amigos “¡Oh, papá, eso no es verdad!”. Por el otro lado pueden llegar a ser egoístas, soberbios, ególatras. Otros mensajes que pueden ser negativos: Como interpretar: “no tienes cita con esos chicos porque eres demasiado penosa”, interrogar “¿te lavaste las manos como te dije?”, preguntar “¿cuánto tiempo estudiaste?”. Es importante también consultar los siguientes artículos que hemos seleccionado sobre el tema de la comunicación con los hijos en sus diferentes etapas: Conversar con nuestros hijos: http://es.catholic.net/familiayvida/158/320/articulo.php?id=33339 en donde Guillermo Urbizu nos señala la importancia de estar pendientes de sus sentimientos, de sus amistades, de su ocio, de su formación cristiana... Papás que se hacen niños: http://es.catholic.net/familiayvida/158/320/articulo.php?id=9276 Fernando Pascual nos dice que el niño será más feliz con un papá y una mamá que juegan con él al escondite que con un costoso juego electrónico que usa sin que nadie disfrute de sus victorias. ¿Cómo debemos hablar de sexo con nuestros hijos?: http://es.catholic.net/familiayvida/158/287/articulo.php?id=21375Eduardo Armstrong, nos da un conjunto de sugerencias a los padres, que podrían ayudar a enfrentar la comunicación con más éxito en algunas de estas temidas ocasiones Lo que tu hijo adolescente desea oír de ti: http://es.catholic.net/familiayvida/158/154/articulo.php?id=2705 en donde Teresa Artola González nos dice que pesar de su aparente desapego, tu hijo adolescente espera mucho de ti, y necesita que le transmitas una serie de mensajes positivos. Roma no se hizo en un día y las cosas que valen la pena tampoco. Por lo mismo, para lograr una buena comunicación no basta con hacer uno o dos buenos intentos… La labor de formación, tiene su origen principalmente en la familia y requiere por parte de los esposos: primero que nada enfoque y acción, y luego, constancia y tiempo. SAN FRANCISCO DE ASIS “El amor es un ala que Dios le ha dado al hombre para volar hasta El”

sábado, 20 de septiembre de 2008

5.1.- CONVERSAR CON NUESTROS HIJOS

De hacerlo dependen cosas tan importantes como, por ejemplo, estar pendientes de sus sentimientos, de sus amistades, de su ocio, de su formación cristiana...

Conversar con nuestros hijosSaber conversar con los hijos es para mí algo fundamental. Una de las bellas artes más desconocidas. Dejémonos de tanta mojigatería teórica y saquemos tiempo para hablar con ellos. ¿De qué? Pues de todo. De to-do. Con esa naturalidad propia del cariño. Esas conversaciones son necesarias para ellos… y para nosotros, los padres. Por favor, no convoquemos unos miedos innecesarios. Porque una cosa es la prudencia y el ir por delante de ellos, y otra muy distinta el pavor que se refleja en esos ojos como platos de algunas madres, cuando de pronto un día se enteran -¡cuánta ingenuidad!- de que tienen un hijo o una hija en edad adolescente, capaz de las estupideces más alucinantes. Claro, los problemas y las rarezas siempre acaecían a las demás familias. ¿A nosotros, a nuestros hijos? Si son unos benditos, y que si esto y que si lo otro. Ya.¿Tan difícil es? Un paseo basta. Un paseo detrás de otro quiero decir. O un tomar algo juntos. O hacer deporte. O lo que sea que ayude a entablar un diálogo distendido y sincero. Sin que se nos note en exceso la angustia, o ese querer solucionarlo todo con dos o tres frases rotundas, adornadas por alguna cita que hemos leído u oído en el folleto de turno. Porque nada agobia más que un padre (o madre) cuadriculado por la vehemencia del que se cree que lo sabe todo. Y no lo sabemos todo. Muchas veces no sabemos casi nada de nuestros hijos (que también creen saberlo todo). Estamos tan embebidos en lo intrascendente material, o en lo profesional, o hasta en sus mismísimas notas, que olvidamos lo fundamental de nuestros chavales. ¿Y qué es lo fundamental? Pues esto de qué es lo fundamental va por barrios. La casuística es tan heterogénea como abracadabrante. Pero yo me ciño a lo mío. Si los padres son católicos -o dicen serlo, y aunque no sean cristianos seguirá siendo lo más crucial-, ¿qué será lo más importante? Habrá quien incluso dude a estas alturas. ¿No será el alma? Sí señores, el alma. En el alma de nuestros hijos está el impulso de su felicidad, el centro donde se dirimirán las más importantes batallas de su vida. Aquellas en donde se jugarán su alegría y su destino eterno. Sé que suena fuerte, pero la realidad no es otra. O somos coherentes con nuestra creencia o el futuro de los hijos será tan endeble como nuestra propia abulia. Luchar por la buena formación es cuidar de su alma -y de la nuestra- con perseverancia y solicitud. De hacerlo así dependen cosas tan importantes como, por ejemplo, estar pendientes de sus sentimientos, de sus amistades, de su ocio, de su formación cristiana, o elegir un colegio que se adecue a nuestra fe (no sólo al inglés, o a la cercanía), a ese ir moldeando con disciplina y delicadeza sus hábitos. Crecen físicamente e intelectualmente. Pero ¿y espiritualmente? ¿Para cuándo las virtudes? ¿O van a quedar tullidos interiormente? Bueno, pues de esos sentimientos, amistades, etc, es de lo que debemos hablar con nuestros hijos. Quizá al principio les dé vergüenza, un lógico apuro. Es entonces cuando debemos hablar nosotros, contar de lo nuestro, hacerles partícipes de anhelos y problemas familiares. Poco a poco se irán abriendo a esa confianza que les ofrecemos. Con naturalidad. Sin escandalizarnos ni clamar al cielo si nos ofrecen en bandeja su confidencia. Por rara que esta sea. Hablar, hablar, hablar. Mejor dicho: escuchar, escuchar, escuchar. Sin caer en la desesperación o en la paranoia. Y si dudamos, pedir consejo, y cultivar la amistad de los padres de sus amigos… La adolescencia es una ocasión única para hacerles fuertes en el bien y en la verdad. Casi nada.Comentarios al autor: mailto:guilleurbizu@hotmail.com?subject=Comentario